miércoles, 23 de agosto de 2017

AGOSTO


Todo lo que voy a contarte ya lo saben nuestras compañeras de bolillos, de nuestro entrañable CLUB DE LOS MARTES.
Ellas lo habrán leído en los WhatsApp que les envié.
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¡Qué mes, Pilar!
El día 1 ya estaba en Barcelona , pero sólo hasta el día 10.
Volví a Monserrat el 11, con el propósito de estar en Barcelona de nuevo el 18.
El 17 ya sabes lo que pasó.
Mi hija tenía que volver preciso y me dijo que si tenía miedo me quedara en Valencia.
No soy miedosa, volví con ella y cómo me dice una amiga..."estás viviendo el pulso a una ciudad en un momento muy singular. Qué te empapes de buenas experiencias..."
Yo le he contestado: "¡Qué buena es la gente!!!. No ceso de repetir mentalmente "que buen vasallo sería si tuviera un buen señor" y de recordar mis tiempos de estudiante en San Pablo y en el Valle Hebrón."





!Qué bonita es Barcelona!!!.
Mi querida calle Rogent, cercana a donde vive mi hija.
Que acoge mi paseo matutino, bajo el túnel que forman las copas de sus árboles y con la tranquilidad de ser una calle semipeatonal.





El maravilloso gótico de Santa María del Mar.
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Pero llegó el 17...


"Gracias  es una de las palabras que más se repiten en los millares de mensajes que inundan la RAMBLA.
Y en las llamadas a las centralitas de los medios de comunicación, en las redes sociales y en los consulados y embajadas.
La Rambla desde el Liceo hasta la plaza de Cataluña, es un inmenso tapiz donde miles de personas de todo el mundo hemos dejado flores, velas, peluches..."


Cualquier sitio sirve para dejar nuestro testimonio: el tronco de los árboles, los soportes de los teléfonos públicos, las paredes de los kioskos...
En uno de esos lugares apareció, escrito con letra titubeante este mensaje:
-A quienes abrazasteis a nuestros hijos, 
-a quienes curasteis a nuestros heridos,
-a quienes nos abristeis vuestros corazones y vuestras casas.
-Muchas gracias.
Sois lo mejor de Barcelona.


Los agradecimientos van dirigidos a los policías, trabajadores de emergencias, los conductores de ambulancias, los taxistas que apagaron el taxímetro, los comerciantes que se olvidaron de la caja y fortificaron sus negocios, los miembros de la Cruz Roja que repartieron bocadillos entre los automovilistas atrapados en las rondas...y a legiones de vecinos anónimos que distribuyeron botellas de agua en la Meridiana, colapsada por los controles policiales.


Otro de los destinatarios es la persona que dejó un osito donde murió Javi, de tres años.
 El osito tenía la leyenda:
"-Por el niño de Rubí, por todos los niños del mundo".



Cerca de la parroquia de Santa Ana, están los cirios que, después de una ceremonia ecuménica concelebrada el sábado en dicha parroquia por 15 capellanes, dejamos bajo un árbol en la cercana Rambla.
El rector dijo en la homilía:
"La bondad es más fuerte que el mal".
(me gustaria creerlo) 








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Estas últimas fotos está hechas en el Mosaico de Miró, donde paró o se estrelló la furgoneta...
Aquí fuimos después de la Misa en memoria de las víctimas.

Ya era de noche...



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-Pilar, mañana te contaré "historias personales y ejemplarizantes" de este tristísimo suceso.

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